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Gracias a la parte de mi que eres, gracias a la parte de ti que soy, pues es ahí donde SOMOS UNO, pues es ahí donde YO SOY

TO INDIA FOR A SMILE

To India for a smile24th of February – 16th of March, 2010


The next sowing is eastwards. From the deep Africa, Zway savanna, to the hard asphalt of India.It is time to paint red noses in Bombay and Calcutta. We want to see big and round smiles exploding among the faces of the forgotten children from these two huge cities. The same beautiful smiles that lighted up hundreds of children of colour faces. We were swept away by them and we look forward to seeing them again but in the little ones from the Hindu nation. From the 26th of February until the 5th of March, God willing, we will be acting in Bombay. From the 8th until the 12th of March we will do it in Calcutta. Now we are completing our performances schedule and we invite you to count on Kili-Kili y Kolo-Kolo to share an unforgettable time with the little ones. Cost free, universal and participative show of humour that includes some, very few, words in the English language. The show is 1 hour long and it is aimed at children up to 13 years old.The requirements are only 2 chairs and a small table, a minimum of 40 children per performance, and a place to be used as a dressing-room. If you wish to count on Kili-Kili and Kolo-Kolo either in Bombay or in Calcutta, please contact us by

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or calling +34-948-54 0020

For the smiles that already walk, for the new ones we must ignite, for the children that will inherit the earth, for the peace and the brotherhood that , day by day, we are carrying with a profound and profuse enthusiasm here and there.


A LA INDIA POR UNA SONRISA


24 de Febrero-16 de Marzo del 2010


La siembra ahora es más al este. Del África profunda, de la sabana de Zway, al duro asfalto de la India. Toca pintar narices rojas en Bombay y Calcuta. Queremos ver estallar sonrisas grandes y redondas entre los niños más olvidados de estas dos grandes urbes. Las mismas sonrisas que vimos dibujadas en cientos de niños de color, las queremos ver aflorar ahora en los más pequeños de la gran nación hindú.Entre el 26 de Febrero y el 5 de Marzo estaremos trabajando, si Dios quiere, en Bombay. Entre el 8 y el 12 de Marzo en Calcuta. El calendario de actuaciones aún está por completar. Podéis contar con Kili-Kili y Kolo-Kolo para que los más pequeños pasen un rato inolvidable.Sólo necesitamos mesa pequeña y dos sillas, un mínimo de 40 niños por actuación y una habitación en la que cambiarnos y mudarnos en payasos.Ofrecemos gratuitamente un espectáculo de humor y participativo. El show es universal, con algunas, muy pocas, palabras en inglés. Tiene una hora de duración y está dirigido a niños de hasta 13 años.Si deseas contar con la actuación de Kili-Kili y Kolo-Kolo bien en Mombay, bien en Calcuta, te puedes poner en contacto con nosotros, escribiendo al

e-mail: aldaikoldo@gmail.com
llamando al teléfono 34-948-54 0020


Por las sonrisas que ya caminan, por las nuevas sonrisas que hemos de encender, por los nuevos niños que heredarán la tierra, por la paz y la fraternidad que día a día, con derroche de ilusión, aquí y allá estamos construyendo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Slums







Ayer actuamos en un hospital para niños sin recursos que padecen algún tipo de cáncer. La actuación nos pareció aún más delicada que el resto por tratarse de situaciones en algunos casos desesperadas. Tratar con niños pobres es delicado, hacerlo con niños miserablemente pobres lo es aún más, pero hacerlo con niños miserablemente pobres y que padecen algún tipo de cáncer resulta difícil, muy difícil. Por eso nos esforzamos todo lo que pudimos en hacer bien nuestro papel de magos de la sonrisa. Cosa paradójica, lo más delicado resultó ser el hacer reír a sus padres, más conscientes de lo que estaba ocurriendo en las vidas de sus pequeños.
La mayoría de estos niños viven en las “casas” que se amontonan cada vez más en los “slums”. Son lugares pequeños, de entre diez y veinte metros cuadrados. Mucho más pequeños que los minipisos que se pusieron de moda no hace mucho en España. La diferencia es que estos no tienen cocina, ni lavabo, ni habitaciones. Son, diríamos, lugares diáfanos. Tan diáfanos que en ellos pueden vivir una familia entera entre cuatro paredes sin más decoración que la foto de algún santón o familiar. Tan modestos en tamaño que algunos miembros de la familia prefieren dormir al raso, en la calle, o en cualquier otro lugar donde exista algún metro cuadrado sin ocupar. Y esos metros son compartidos con otros seres vivientes como chuchos o inmensas ratas que deambulan de aquí para allá. Los cuervos, ruidosos y cansinos, se relamen cada vez que un trozo de “algo” cae al suelo. Las casas, de plástico, chapa o ladrillo las más lujosas, indican el tipo de miseria al que nos enfrentamos.
Los “slums” se amontonan unos sobre otros y se encuentran en cualquier rincón. Estos días los hemos visto en laberintos de calles interminables que surgían alrededor de inmensos y modernos edificios. El lujo de estos contrastaba con la miseria de los otros. Pero en cuestiones de dignidad, uno nunca sabe cual de los dos gana. Los primeros por exagerados y excesivamente lujosos. Los segundos por excesivamente humildes hasta el punto que no entiendes muy bien qué está ocurriendo. Si eso es real o forma parte de la imaginación paisajística del viajero. Por algún motivo que desconozco me sentía más seguro entre sus peligrosas y estrechas calles laberínticas que no fuera, en las grandes avenidas cargadas de lujosos coches. Las gentes de los “slums” me resultan sinceras, agradecidas y generosas. Los niños nos guillaban los ojos al pasar, o nos saludaban sorprendidos por nuestro atrevimiento. Los mayores no tenían reparo en enseñarnos sus oficios y las madres sus pequeñas criaturas. Eso no ocurre en las lujosas mansiones, ni en las grandes avenidas, donde todos parecen tener miedo a perderlo todo.
Nos contaba una cooperante española que los “slums”, es decir, el grupo de chabolas o barrios chabolistas, son controlados por mafias. Mafias que cobran un impuesto por vivir en una de esas chabolas. Mafias que a su vez invitan a los campesinos de otros lugares a que vengan al sueño de la gran ciudad, una ciudad llena de oportunidades y lujos que jamás alcanzarán. Mafias que utilizan la política, y también viceversa, para conseguir más votos o poder. Y es así como se multiplican los “slums”, y la miseria, y los sueños frustrados de cientos de familias campesinas que dejaron sus tierras para vivir esclavas durante el resto de sus vidas. Y es así como la gran ciudad se convierte en un hervidero insoportable, una colmena, diría más bien una plaga superpoblada, con un equilibrio roto que tarde o temprano explotará en mil pedazos.
Y todo esto lo decía mientras sorteábamos la suciedad abarrotada de moscas que ayudaban a que el hedor se volviera cada vez más insoportable. En las calles más afortunadas hay una especie de canalillo donde se echa todo tipo de excrementos y basura que junto al calor y la humedad insoportable crea un ambiente rancio y nauseabundo.
Y así, caminando sobre unas cuantas chabolas más, llegamos a una que había sido convertida en “guardería”. Esta ONG custodiaba a más de un centenar en todo el norte de Bombay. Y cuando entramos, allí se obraba el milagro. Más de una docena de niños recitaban los días de la semana en inglés, intentando que la lengua universal calara en sus mentes para crear en ellos un estatus diferente, una esperanza de futuro. Al menos durante unas horas no están en la calle y disfrutan, además, de un plato de comida al día, seguramente el único. Así hasta que crezcan algo y puedan aprender un oficio. Quizás incluso alguno, de todos ellos, consiga ir a la universidad. Quizás, alguno de ellos, incluso pueda vivir, dos calles más abajo, en uno de esos lujosos apartamentos de cristal y conduzca uno de esos lujosos coches. Entonces tendrá miedo a perderlo todo, y no apreciará nunca más la seguridad de sentirse miembro de una comunidad. Y quizás, algún día, recuerde sus orígenes y dé alguna propina a los niños de la calle, esos que, sin importarles qué tipo de dignidad es la más verdadera, deseen ser como él. Quizás, quién sabe, también recuerde a ese par de payasos que un día se acercaron tímidos hasta su slums para creer en la magia, en el idioma universal. Quizás lo haga y sonría, y crea en ese instante en la esperanza de un mundo nuevo.
Javier LEón.

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